“Si una persona no ha logrado integrar sus energías en la dirección de su ser superior, las canaliza en la dirección de las metas más bajas; si no tiene un cuadro del mundo y de su posición en él, que se acerque a la verdad, creará un cuadro ilusorio y se aferrará a él con la misma tenacidad que el religioso se aferra a sus dogmas”. Fromm, Erich, Psicoanálisis y religión, Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires, 1990, p. 30.
